REPORTANDOME

Casi no puedo creer que hoy sea 25 de julio, y es que se me ha pasado literalmente volando el tiempo, estas ultimas semanas han sido practicamente de acampar en mi trabajo, ya la semana pasada estuve a punto de colapsar, pues no suficiente con todo el trabajo descubri el verdadero rostro de un colegilla, que mas hincha pelotas no puede haber. Que feo es darse cuenta que dentro de un subequipo de trabajo hay un hombrecito con espiritu de mono y una navajita en sus extremidades superiores que anda jugando a hacerle tallarines a todos por tratar de quedar bien parado. No se, lo peor es que me obliga a tener una actitud distinta, mas medida y cautelosa, dosificando mis energias para responder a todo de "buena forma". No se, no se, no se, no se. En donde habra aprendido a trabajar en equipo?

Me siento contenida, estresada y que desaprovecho a mi familia, tal vez esto mismo no ha permitido que disfrute la visita de mi hermana y su prole en expansion. Sobre todo de mi sobrinito (ahijado) que cada vez que duerme conmigo me despierta a "beso limpio" (o babeado, mas precisamente), es tiernito y me hace recordar al resto de mis sobrinos que estan lejos, especialmente a mi colega de patoaventuras (a veces pienso que tengo una maldicion, por que a quienes quiero estan tan lejos?). Tambien he recordado mucho al vichongo (que esta de cumple el sabado), cuando eramos chicos, recuerdo las conversaciones que teniamos en la escalera de una gran casa antigua en la que viviamos, el de cierta forma me abrio los ojos al mundo, me conto a los 4 años (con un album del cuerpo humano como respaldo) lo que recien vine a saber por boca de mi mama como a los 12 o mas incluso. Fue el que me dijo "no confies ni en tu propia lengua" (a proposito de que "mi hermana, la mary" habia divulgado el nombre del compañerito de kinder que me gustaba).



Por lo mismo hoy subire un dibujito que hice hace tiempo (como a los 20 o menos, no recuerdo. Pero la gracia es que a pesar de ser bastante burdo, las siluetas de los niños siempre me han hecho recordar a personas muy estimadas en mi infancia, el vichongo (la silueta de la derecha) y el pablito (izquierda). Siempre que vuelvo a mirar este dibujo, me dan ganas de estar alli, con ellos nuevamente.