La otra tarde me fui con unos amigos de universidad a comer una “tablita” en el B. Estación. Hace tiempo que no me daba un tiempo para hacer vida social con ellos y era la ocasión perfecta. Pero, mientras mi amiga S hablaba de una pastilla para adelgazar y sus efectos en el organismo, me vi a mi misma con una sonrisa un tanto fingida (para despistar mi ausencia) y mi mente volando por otros lugares. La verdad es que es bastante frecuente en mi, aun recuerdo como en clases me obligaba a prestar atención al profesor que daba las cátedras, y es que en definitiva, nunca he tenido buena concentración.
Lo que principalmente pensaba en ese momento, es en la capacidad que tengo para dañar y/o ser dañada, la primera vez que me di cuenta de ello fue a los 19 años, tal vez no lo había notado antes, por razones que no vienen al caso mencionar, pero en ese tiempo se me hicieron mayormente patentes, y es extraño, a veces por abrir o mantener la boca cerrada he herido a la otra persona. Desde entonces he tratado de mantener el equilibrio (que no es mantener mi boca entreabierta) intentando ser cautelosa con cada cosa que digo. De hecho a veces me cuido tanto de pensar lo que voy a decir, que un antiguo novio me lo criticaba, era algo que le molestaba, no se porque.
Aun así, a veces meto la pata, y lo asumo. Sin embargo, a veces me he dado cuenta que tan solo por el hecho de existir, puedo ser incomoda para otros, no por lo que diga, mas bien por “ser” un mundo diferente a “otros”.
Sin embargo, pienso que el problema no debe ser tan mío, siempre habrá algo en mi que incomode a otras personas, de la misma forma en que debe existir algo que a otros le agrade, sin yo darme cuenta, como me lo hicieron ver el domingo recién pasado, cuando me junte con mis amigas “brujildas” a las cuales no les veía hace apenas una semana, y de las cuales recibí un sin fin de abrazos apretujados y palabras de añoranza y notoriedad de mi ausencia, cosa extraña, pues siempre intento andar de invisible por todos lados.
Entonces he llegado a la conclusión que no debo cambiar cosas en mi por no afectar a otros, sino por no afectarme a mi misma. Siempre habrá quien me rechace, a quien no le simpatice o con quien tenga discrepancias, es parte de la vida misma, y no puedo ir por la vida intentando caerle bien a todo el mundo, aunque se que mi problema es mas bien dolerme por darme cuenta que no soy aceptada o entendida, de la misma forma que me duele ver alguien lastimado por mi causa. No se por que me afecten esas cosas, tal vez sea solo sentimentalismo.
Es como que recién vengo a entender que debo amar a mi prójimo como a mi mismo, pero no esperar que los demás me amen, y en el acto, me acepten tal cual. Debo estar bien yo, y de ello, brindarle a los demás, que si lo aceptan, pues bien, y si no, pues tampoco es su obligación, y yo por lo menos tendré la conciencia tranquila.
(Ayyyy, no se…tal vez me falte endurecer mas el cuero, ponerme espinas, o quien sabe qué….puedo entender la intolerancia, pero me cuesta aceptar que la adornen con papel celofán).